Por Pegaso
Luego de mi vuelo vespertino vi en la pantalla plana idiota (antes la televisión era la caja idiota, pero los tiempos cambian) que un folclórico senador propuso que los animales vuelvan a los circos porque son parte de la cultura mexicana.
De bigote arriscao, guaripa, traje Armani, botas de piel, cinturón piteao, y ojos pizpiretos a la Piporro, este legislador coahuilense, emanado de las filas de MORENA, está a favor de que se utilicen leones, cebras, anacondas, pirañas, elefantes, mandriles, ballenas azules, mambas negras, águilas calvas, cóndores, canguros australianos y todo tipo de animales para que los circos vuelvan a ser lo que eran antes: Recintos de cultura popular.
Dicen que como te ven te tratan, pero la verdad es que este peladito norteño, este mondao, es egresado del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey, de la carrera de ingeniería civil. Es maestro en ciencias y especialista en investigación de operaciones. En el Senado de la República es Presidente de la Comisión de Energía y participa en las comisiones de Economía, Comunicaciones y Transportes, Recursos Hidráulicos y Desarrollo Regional.
Todos esos estudios, sin embargo, no le quitan lo pintoresco, ya que ni para bañarse se quita la guaripa, y ya se hizo costumbre que en las sesiones solemnes de la Cámara Alta se vea el sombrero de Santana Armando Guadiana Tijerina sobresalir por sobre las demás curules.
Volviendo al tema de los animales en el circo, fue en el 2015 cuando se determinó que las fieras quedaran bajo custodia de zoológicos públicos o particulares. Eso provocó la inconformidad de los empresarios, quienes aseguraron que las entradas habían bajado hasta en un 70%.
Personalmente pienso que eso no es completamente cierto, sino que depende mucho de la calidad del espectáculo.
Hace un poco más de dos meses, aquí, en Reynosa, se presentó el Circo de Cepillín, y sin necesidad de animales (aparte de los artistas), hubo un lleno total.
En fin, que don Armando Guadiana quiere que se vuelvan a escuchar los rugidos, barritadas, gruñidos, ladridos y mugidos en las carpas circenses, siempre y cuando se tenga supervisión de parte de la autoridad.
Si anteriormente se prohibió el uso de animales en los circos fue por los métodos particularmente crueles que utilizaban los amaestradores para realizar las suertes que asombrarían y deleitarían a la concurrencia.
El bigotón legislador propone que ahora se amaestre con besitos de trompita y palmaditas en el lomo a los tigres siberianos y a los leones africanos, o haciéndole piojito a los elefantes africanos, a las hienas y a los cocodrilos del Nilo.
El debate está apenas empezando. Veremos cuál es la postura que toman los defensores de los animales sobre esta singular propuesta.
Un tema aparte son las corridas de toros, que, aunque diferentes a las presentaciones circenses, resultan similares en cuanto a la crueldad excesiva que muchas veces se utiliza para doblegar a los bravos toros de lidia.
Por lo pronto, los dejo con el refrán estilo Pegaso que a la letra dice: “Quien suele departir con Canis lupus, a emitir sonidos guturales aprende”. (El que con lobos anda, a ahullar se enseña).